Agradezco a la vida, por dejarme vivir con plenitud y darme la felicidad más grande del mundo: el amor de mi familia, de mi gente (porque es un privilegio). Gracias al tiempo, por enseñarme que la vida tiene un curso en el que si haces las cosas desde el fondo de tu corazón con verdad, los sueños se hacen realidad. A las cosas cotidianas que son las que más he aprendido a valorar, a darme cuenta de que cada cosa tiene una razón de ser y que hay que valorar lo más simple que muchas veces es lo más importante. A los momentos difíciles (que aunque en ese instante pesan), cuando sales de ahí te das cuenta que hay que obtener una lección y que eres lo que eres hoy por lo que has vivido. Gracias a las alegrías y satisfacciones que han estado constantemente en mi vida, porque me han llenado de momentos maravillosos que me motivan a seguir adelante. Gracias a la fuerza de la “magia” por enseñarme a creer con todo mi corazón. Gracias a las críticas porque gracias a ellas aprendo a ser mejor cada día. Gracias a las palabras de aliento porque gracias a esas palabras saco fuerzas para seguir adelante. Hay personas que son las que creen en uno y esas personas son las que seguirán siendo parte de mi vida. Esto es solo el principio de un entrenamiento de vida.
domingo, 16 de mayo de 2010
Agradecimientos
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